miércoles, 16 de noviembre de 2011

La República del Amor


Hemos estado leyendo cosas muy raras en Twitter en las últimas horas. Con sorpresa asistimos a afirmaciones (que no sabemos si catalogar de cínicas o de inocentes) que juran y perjuran que la República del Amor no existe. Que el amor no da de comer, no paga renta. Que el amor no cambia el mundo, no paga las facturas. Sentimos tristeza por ustedes. Sentimos tristeza de que no hayan conocido un amor que dé de comer, que pague renta, que cambie el mundo y pague facturas. Porque nosotros sabemos que es posible y existe. Porque hemos visto como el amor realiza cosas increíbles. El amor, que ha sostenido la complejísima infraestructura de RadioAmlo durante cinco años, por ejemplo. Es el amor el que permite que hora tras hora una frágil señal de internet salte y baile en el ciberespacio, perfectamente coordinada en su tremenda fragilidad. Es por amor que La Hora del Ruco lleva 5 años transmitiendo durante dos horas diarias sus cuidados programas, día tras día, año tras año, sin obtener jamás remuneración económica alguna. Es por amor que una española se convierte en mexicana (y no por arte de magia) y que un mexicano se transforma en español. No es por burocracia, ni por interés económico, sino única y exclusivamente por amor. Es por amor que una española desafía las normas y defiende como propio lo que es del otro, hasta que lo otro se convierte en propio, por amor que un mexicano asume como propia la causa de la República Española y sus problemas. Es por amor que la República Española sobrevive en España y en el mundo en el corazón de los que la defienden, más de setenta años después de su muerte oficial. 

Es por amor que no cobramos por hacer reportajes e investigaciones, por amor producimos los videos que en otros lugares se cobran, por amor se montan infraestructuras web y se escriben textos, presentaciones, artículos, notas de opinión, cuentos y poemas. Por amor a su país un hombre puede pasarse cientos de horas editando un documental que nadie va a pagarle y que tal vez nadie le agradezca jamás. Por amor una mujer puede cruzar el océano con los ojos cerrados. Es por amor que se lucha día a día, que se arman estrategias de comunicación. Por amor corren como la pólvora los mensajes en internet que evitan desalojos a tiempo. Por amor se reúne súbitamente el grupo de cien personas que logra evitar un deshaucio. Por amor la ciudad de Madrid, pese a las enemistades construidas histórica y mediáticamente, sale en defensa de su gemela Barcelona cuando esta es violentamente reprimida por apoyar a Madrid. Por amor se difunde y se apoya una causa. Por amor se construye la presión que logra liberar a un internauta preso, aunque más veces se fracase. Si ustedes piensan que el amor no paga renta, ¡pobres!¿o nunca han alojado a un amigo en dificultades durante meses en su casa?¿por qué lo han hecho, si no es por amor? No solo el crédito bancario de altísimos intereses permite salir de un apuro: por amor la familia pone sus recursos a disposición de los familiares y no cobra intereses en los préstamos que les realiza. A veces, ni siquiera son préstamos, son donaciones. Por amor se rescata la memoria de los muertos que a nadie le importan. Por amor Menos Días Aquí cuenta muertos incansablemente. Por amor, y no por interés económico, ni por odio ni por venganza, se establecen redes de ayuda que te avisan de una oferta laboral cuando necesitas un trabajo desesperadamente y te localizan propietarios dispuestos a hacerte una rebaja en la renta de un depa. No todo es amor en el mundo, naturalmente, y hay oscuros intereses aquí y allá (y muy a menudo nos sorprenden cuando los encontramos inesperadamente). Pero al final, sabemos que hay gente que nos quiere y gente a quien queremos, gente que está dispuesta a perder ocho horas de su valioso tiempo para ofrecernos un hombro donde llorar. Y por eso, el amor cambia el mundo cada día. Las repúblicas del amor han existido y existen. Pobres de aquellos que no las conocen o que no han pertenecido a una. Pobres de aquellos que se burlan de ellas o niegan su existencia, porque han de saber, aunque les duela, aunque no se lo crean, aunque no quieran creérselo, que otros las vivimos y las disfrutamos día a día.

Si ya lo dijo el Che. Déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo, que el verdadero revolucionario está guiado por grandes sentimientos de amor…

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