Hemos estado leyendo cosas muy raras en Twitter en las
últimas horas. Con sorpresa asistimos a afirmaciones (que no sabemos si
catalogar de cínicas o de inocentes) que juran y perjuran que la República del
Amor no existe. Que el amor no da de comer, no paga renta. Que el amor no
cambia el mundo, no paga las facturas. Sentimos tristeza por ustedes. Sentimos
tristeza de que no hayan conocido un amor que dé de comer, que pague renta, que
cambie el mundo y pague facturas. Porque nosotros sabemos que es posible y
existe. Porque hemos visto como el amor realiza cosas increíbles. El amor, que
ha sostenido la complejísima infraestructura de RadioAmlo durante cinco años,
por ejemplo. Es el amor el que permite que hora tras hora una frágil señal de
internet salte y baile en el ciberespacio, perfectamente coordinada en su
tremenda fragilidad. Es por amor que La Hora del Ruco lleva 5 años
transmitiendo durante dos horas diarias sus cuidados programas, día tras día,
año tras año, sin obtener jamás remuneración económica alguna. Es por amor que
una española se convierte en mexicana (y no por arte de magia) y que un
mexicano se transforma en español. No es por burocracia, ni por interés
económico, sino única y exclusivamente por amor. Es por amor que una española
desafía las normas y defiende como propio lo que es del otro, hasta que lo otro
se convierte en propio, por amor que un mexicano asume como propia la causa de
la República Española y sus problemas. Es por amor que la República Española
sobrevive en España y en el mundo en el corazón de los que la defienden, más de
setenta años después de su muerte oficial.
Es por amor que no cobramos por
hacer reportajes e investigaciones, por amor producimos los videos que en otros
lugares se cobran, por amor se montan infraestructuras web y se escriben
textos, presentaciones, artículos, notas de opinión, cuentos y poemas. Por amor
a su país un hombre puede pasarse cientos de horas editando un documental que
nadie va a pagarle y que tal vez nadie le agradezca jamás. Por amor una mujer
puede cruzar el océano con los ojos cerrados. Es por amor que se lucha día a
día, que se arman estrategias de comunicación. Por amor corren como la pólvora los
mensajes en internet que evitan desalojos a tiempo. Por amor se reúne
súbitamente el grupo de cien personas que logra evitar un deshaucio. Por amor
la ciudad de Madrid, pese a las enemistades construidas histórica y
mediáticamente, sale en defensa de su gemela Barcelona cuando esta es violentamente
reprimida por apoyar a Madrid. Por amor se difunde y se apoya una causa. Por
amor se construye la presión que logra liberar a un internauta preso, aunque
más veces se fracase. Si ustedes piensan que el amor no paga renta, ¡pobres!¿o
nunca han alojado a un amigo en dificultades durante meses en su casa?¿por qué
lo han hecho, si no es por amor? No solo el crédito bancario de altísimos
intereses permite salir de un apuro: por amor la familia pone sus recursos a
disposición de los familiares y no cobra intereses en los préstamos que les
realiza. A veces, ni siquiera son préstamos, son donaciones. Por amor se
rescata la memoria de los muertos que a nadie le importan. Por amor Menos Días
Aquí cuenta muertos incansablemente. Por amor, y no por interés económico, ni
por odio ni por venganza, se establecen redes de ayuda que te avisan de una oferta
laboral cuando necesitas un trabajo desesperadamente y te localizan
propietarios dispuestos a hacerte una rebaja en la renta de un depa. No todo es
amor en el mundo, naturalmente, y hay oscuros intereses aquí y allá (y muy
a menudo nos sorprenden cuando los encontramos inesperadamente). Pero al
final, sabemos que hay gente que nos quiere y gente a quien queremos, gente que
está dispuesta a perder ocho horas de su valioso tiempo para ofrecernos un
hombro donde llorar. Y por eso, el amor cambia el mundo cada día. Las
repúblicas del amor han existido y existen. Pobres de aquellos que no las
conocen o que no han pertenecido a una. Pobres de aquellos que se burlan de
ellas o niegan su existencia, porque han de saber, aunque les duela, aunque no
se lo crean, aunque no quieran creérselo, que otros las vivimos y las disfrutamos día a día.
Si ya lo dijo el Che.
Déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo, que el verdadero revolucionario
está guiado por grandes sentimientos de amor…
Guawwww. Magnánimo.
ResponderEliminarexelsa, gracias por compartirla
ResponderEliminar.......la llevo a mi blog-archivo
exelentisimaaaaaaaaaaa